Después de casi un mes sin salir de mi casa (excepto para ir a la universidad), ayer por fin pude salir, ¿y qué mejor compañía que mi mejor amiga?
Desde pequeña me he considerado un poco diferente a la gente de mi edad, y ahora es cuando realmente se está notando esa diferencia, y es que cuando todos los demás adoran salir de fiesta por las noches, yo adoro quedarme en mi casa viendo una buena serie o película. Este hecho hace que mis nuevas amistades en la universidad me miren incrédulas (¿una chica universitaria a la que no le gusta ir de fiesta? NO PUEDE SER (?)) y casi que me obliguen a que salga con ellas algún día (lamentablemente en algún momento llegará ese TEMIBLE día).
La cuestión es, que el sábado pasado, mientras que un alto porcentaje de la gente de mi edad se recuperaba de la borrachera de la noche anterior, yo madrugué para ir a mi museo favorito desde que era niña, el Museo de la Naturaleza y el Hombre.
Entramos como a eso de las 10:30, y se me iluminaron los ojos cuando mi amiga me comentó que nunca había estado en ése museo, me puse en su lugar y me imaginé la curiosidad que tendría y lo que iba a alucinar cuando viera algunas de las cosas que allí se encuentran. He de decir que el museo no es muy grande, y que en una hora ya lo habíamos visto y fotografiado todo, así que en esta entrada solo hablaré de mis zonas favoritas del museo: la de las momias guanches, la de biología marina, y la de los invertebrados.
Una de las primeras salas fue la de los invertebrados, en la que hay expuestos diferentes variedades de insectos como abejas, mantis religiosas, libélulas, y mariposas, CIENTOS de mariposas (*-*). Hacía tantos años que no iba que había olvidado las preciosas mariposas que tienen expuestas, desafortunadamente no puedo subir todas las fotos (son demasiadas), pero aquí os dejo algunas de las que más me gustaron:
Más tarde llegamos a la zona donde están las momias guanches, y me reí por dentro al recordar lo fuerte que me agarraba a la mano de mi madre cuando llegábamos a la sala, aunque he de admitir que tampoco me hizo mucha gracia acercarme al cristal para sacar más de cerca las fotos.
Y la última sala es la que recuerdo con más admiración, la de biología marina, con su reproducción de un calamar gigante colgado en la pared *-*
Tras la visita al museo fuimos a dar una vuelta, y aunque no quería gastarme mucho dinero, acabé comprando algunas cosillas como recompensa por ser tan buena chica(?).
Así que no me puedo quejar, he tenido un sábado fantástico *-*